El pasado 17 de abril nos dejaba el legendario escritor
colombiano, Gabriel García Márquez. Curiosamente lo hizo de la forma más
literaria que podía darse, tres días después del Día del Libro y el mismo día
que su personaje Úrsula Iguarán, García Márquez fue literatura hasta para
morirse, y eso por bonito que suene, no hay coronel que lo escriba.
Recibió el premio nobel por novelas como la laureada Cien años de soledad, pero García
Márquez era periodista y a poco que se le haya leído eso puede verse plasmado
en su obra donde sin duda el realismo mágico supera a la ficción. Por ejemplo el reportaje o la
crónica periodística era un género que le interesó y jugando con su faceta
literaria nos vienen a la memoria obras como Crónica de una muerte anunciad o El coronel no tiene quien le escriba.
Los periódicos e informativos se llenan de recuerdos y
elogios a su figura. Destacaría varios artículos de los que le han dedicado en
prensa los últimos días pero he escogido uno especialmente llamativo del
escritor Evelio González Palacio para La Nueva España. Tenía un notable interés
por haberlo conocido en persona en un curso de periodismo causando la más sana
envidia del lector. Es por tanto un artículo que nos acerca a la figura periodística
del colombiano.
Así pues en boca de García Márquez se nos habla de que él pensaba del periodismo. Daba
un valor inmenso a las crónicas y reportajes ya que es la forma de contar la
realidad de forma expresiva, o mejor dicho con sus palabras: "El reportaje es un cuento que es verdad". Para
el genio de la literatura el periodismo tenía que buscar algo más que dar
simplemente datos, el periodismo tenía que contar anécdotas e historias y el
buen periodista era quien sabe verlas.
No veía bien un periodismo deshumanizado y en el que todo
parece tan frío que no parece que haya historias ni personas detrás. Eso sí, siempre mostrándose un defensor de la verdad aunque
no guste, ya que las verdades no se pueden esconder y además no tienen por qué
ser para nada aburridas. En más de una ocasión García Márquez declararía que
llevaba muchos años viviendo de la demencia senil de su familia, esto nos dice
mucho de las historias que encontraría el autor en su obra.
Las verdades hay que contarlas, decía, Márquez de forma
concisa y no aburrida, pero buscando historias y anécdotas para que el lector
pueda llevarse algo más. Y contándonos la historia de la historia, Evelio González
Palacio nos acerca un poco más a la figura periodística de García Márquez,
consiguiendo una bonita lección de periodismo.
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