El escritor griego Vasilis Vasilicós presentó en el acto,
su último libro Lo poco que se de Glafcos
Zrasakis en la Universidad de Oviedo ante la atenta mirada de los
profesores y estudiantes.
Empezaron preguntando al autor por su novela
más conocida llamada Z, el autor
griego se mostró un tanto decepcionado de que no se conociesen más novelas de
su prolongada trayectoria, aunque se lo tomó con humor.
Fue
interesante su reflexión sobre las palabras griegas y su significado, como es
el caso de idiota o política, que para el escritor han
tomado unas acepciones que las perjudican y que se alejan de la raíz que
vertebra las mismas y de alguna manera nuestro sistema. Tampoco dejaría a un lado los asuntos de su Grecia actual que
muchas veces se ve mermada por su glorioso pasado que parece ser lo único
importante para los que no viven allí el día a día de los griegos.
Se refirió a sus referencias a la hora de
escribir y no decepcionó, citó a autores de la talla de Nabokov, Sartre o Truman
Capote. Aclaró que todos los escritores se influyen unos a otros y que la
originalidad es poco menos que una utopía, lo cual chocó a más de uno de los
allí presentes que quizá esperaban una alegato a la creatividad pero su carácter
afable no daba lugar al enfado del público y si a la sana discrepancia.
Este carisma que despedía se
materializó verbalmente cuando comentó que si sus obras ayudaban a una sola
persona, su dedicación a la literatura tendría ya un sentido. Y se mostró muy
cercano a los jóvenes afirmando que está ayudando a muchos jóvenes a que como
él tengan una oportunidad en el mundo de la literatura.
Como es natural viendo las
circunstancias económicas que todos los países del sur de Europa viven y en particular
Grecia, fue inevitable que no se le preguntara por su opinión sobre un asunto
tan complejo y que tanto sufrimiento causa. El escritor al igual que en la
anteriores preguntas se mostró especialmente preocupado por el futuro inmediato
de los jóvenes que, como nosotros, viven
la peor época de los últimos tiempos.
Para ello no dio tampoco una receta mágica, se mostró más bien crítico y
pesimista pues afirmó que no había un culpable concreto. Cito textualmente: Necesitamos a Antígona, pero también a un
Prometeo que traiga el fuego.
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